sábado, 2 de agosto de 2008

Introducción a Tosca.


Torredonjimeno está situado en las coordenadas 37º46´ N y 3º57´ O al oeste de la provincia de Jaén. Pertenece al partido judicial de Martos y se encuadraba tradicionalmente en la Campiña de Jaén hasta 2003 que forma parte de la Comarca Metropolitana de Jaén de cuya capital dista 17 Kms. En la zona de contacto de las campiñas de Jaén y Córdoba, su término limita al Norte con Escañuela, Arjona, Villardompardo y Porcuna, al sur con Martos, Jamilena y Santiago de Calatrava, al Este con Torredelcampo y al Oeste con Higuera de Calatrava.

Con la sierra de Jamilena o de la Grana como telón de fondo, el territorio discurre por llanuras y alguna colina que no supera los 586 metros de altitud, un paso fácil y obligado de comunicaciones.

Don Miguel Sancho Gómez Damas



















Miguel Sancho Gómez Damas (Torredonjimeno, Jaén; 5 de junio de 1785 - Burdeos, Francia; 1864) fue un militar español. Posiblemente uno de los militares con más pericia de su época.

Tal pericia militar le hizo merecedor del marquesado de Orbaiceta en recuerdo de la conquista de la Real Fábrica de Armas por las tropas carlistas en 1834 y donde se distinguió valerosamente.

En el libro "Títulos del reino concedidos por los monarcas carlistas" escrito por el Rey de Armas D. Vicente de Cadenas y Vicent se describe el escudo nobiliario


Marqués de Orbaiceta






Don Carlos V, en 1834, a don Miguel Gómez, Coronel y Jefe de Estado Mayor del Ejército Real de Navarra.


Armas: En Plata, cinco escudetes de azur, cargados de una flor de lis, de plata,cada uno.


Alfonso Bullón de Mendoza en su libro " La Expedición del General Gómez" duda de la existencia de tal título ya que Gómez nunca hizo uso de él atribuyendo el marquesado a un error de Vicente de Cadenas al creer "que don Carlos pensase otorgar el título a Gómez y luego no lo hiciese debido a las circunstancias bélicas" extrañándose que Gómez no lo utilizase al menos entre 1834 y 1836.


Mi opinión disiente al creer que que el título no fue expedido en 1834 sino en los últimos meses de 1836, sin señalar día ni mes,como recoge Vicente de Cadenas en el Indice Cronológico con el que cierra el libro haciéndome suponer que Gómez no tuvo conocimiento cierto del nombramiento nobiliario ya que se encontraba en su famosa campaña muy alejado de la Corte carlista. El inexplicable proceso que se le siguió a Gómez inmediatamente a la llegada de su Expedición le aparejó el alejamiento de todos sus cargos y honores en el ejército carlista unido a las consecuencias del Abrazo de Vergara y al largo exilio francés hicieron que Gómez no hiciese uso el título en vida pero tampoco su título fue anulado porque nunca hubo sentencia en su proceso.


La promulgación en 1947 de la Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado, hizo que España se convirtiera de nuevo en Reino y el Jefe del Estado el general Francisco Franco se atribuyera el derecho a reconocer y conceder títulos nobiliarios.

La Ley de 4 de mayo y el Decreto de 4 de junio del mismo año permitieron el restablecimiento de la legislación nobiliaria que había sido derogada por la Segunda República. La aportación más interesante es el reconocimiento de los títulos concedidos por los reyes carlistas.

En los años cincuenta del siglo XX el Ministerio de Justicia se dirigió a los herederos de D. Fernando Gómez Arrabal, sus hijos D. Jaime, Dª Asunción, Dª Beatriz, D. Fernando y Dª Eva Gómez Moya,todos ellos nacidos y residentes en Torredonjimeno, como sucesores por derecho genealógico al referido título nobiliario cuyo expediente se encontraba en el Ministerio de Justicia para que quien de ellos se considerase con mayor derecho pudiese rehabilitar el marquesado. Ninguno de ellos lo hizo.

Hace unos años yo mismo hice gestiones en el Ministerio para probar la existencia del título y tras exponer mi petición a la funcionaria que me atendió estuve esperando dos horas hasta que terminó de revisar el expediente. Al cabo me comunicó que el expediente del título se hallaba en el Archivo de Títulos Nobiliarios y que debía ser rehabilitado por quien le correspondiese para poder ser ostentado lo que prueba que dicho título fue creado y concedido al general Gómez aunque él no pudo utilizarlo sus descendientes pueden hacerlo.

Rito ancestral en Torredonjimeno: Kerastasis


Mitos y ritos son realidades ancestrales escondidas en los repliegues del inconsciente colectivo. Cada época tiene creencias particulares y cada creencia hereda una parte de la cultura precedente transformando los mitos y ritos, adaptándolos a un nuevo vitalismo.
A menudo los ritos religiosos presentan, ante los que saben mirarlos y pueden ver más allá del temor reverencial a lo religioso aunque siempre con respeto, una doble vertiente: Por una parte surge de ellos una motivación histórica, el recuerdo dormido de una realidad olvidada que al mismo tiempo se mantiene presente; por otro lado los ritos representan un modo escondido de enseñanza que al ser practicados hace que el hombre puede entrar en los secretos del Saber al realizar un rito de imitación, para que se produzcan los resultados esperados. Así pues se conoce el cómo, se realiza el para qué produciendo el efecto deseado aunque se ignora el qué como se practicó en el cristianismo primitivo con los ritos que había asimilado de las religiones mistéricas helenísticas a partir del año 313 d. C, cuando el emperador Constantino y el coemperador Licinio establecieron la libertad religiosa en Roma y especialmente más tarde a partir del Concilio de Nicea de 325 d. C. cuando se unificaron los ritos helenísticos que influyen en el tanto en ritual con la nueva religión cristiana proceso complejo que llegó hasta los inicios del siglo VI que permitió divergencias y pluralidad de ritos anteriores pero que fue férreo en lo esencial como la definición de la naturaleza de Cristo en una labor de ceder y tirar, es decir divergencia ritual y unidad teológica.
Después de muchos siglos de practicar ritos de imitación en el cristianismo llegó la crisis religiosa del siglo XX, consecuencia de la Revolución Industrial, y la llamada “Muerte de las ideologías”. En nuestros días ha entrado el mundo occidental en la particularización y privatización de la religión trayendo consigo la adaptación del cristianismo a formas de profesar cultos y sistemas de creencias (mitos y ritos) desde sus mismos orígenes. Así muchos ideólogos han propuesto la idea del retorno del tiempo basado en el mito del “eterno retorno de las cosas” como una forma de oponerse a la teoría científica del progreso para mostrar el desencanto que el propio progreso moderno ha traído.
El hombre posmoderno, muchas veces sin la intermediación de sacerdotes, busca directamente lo sagrado y lo sacro que no encontrará ya en lo trascendente sino en los árboles, en las piedras, en aguas y fuentes, en las montañas, en los productos agrícolas.
Ya casi no se celebra la fecundidad de los campos ni se ruega por las cosechas, sino que se disfruta de los frutos ya recolectados. El Universo dejó de ser una máquina regida por leyes deterministas y es ahora naturaleza viva y disfrute de los productos de la tierra y del propio lugar de nacimiento, volviendo cada año al seno materno original, a los ritos propios de cada sitio como así demuestra el aumento de participantes en el Peso en Trigo de Torredonjimeno a cuya interpretación nos acercamos con gran respeto hacia los sentimientos religiosos de muchos creyentes tosirianos sin ánimo de herirlos sino de intentar interpretar posibles significados de sus antiguas tradiciones.

Carlos Colomo Gómez